La gallina sin plumas de Diógenes

Se cuenta que alguna vez Platón definió la idea de hombre como el bípedo sin plumas, ya que si se observa la totalidad de criaturas que abundan en la naturaleza el hombre es la única criatura bípeda carente de plumas y, asimismo, si se observa la totalidad de hombres, no hay uno solo que no caiga bajo esta idea. 

La formulación de esta aparentemente incuestionable definición suscitó tantas confusiones y disputas inútiles entre lógicos, sofistas y filósofos, que Diógenes de Sínope, el perro, tuvo que ingeniar una de las refutaciones más sofisticadas que jamás se han concebido. Ante la definición platónica, Diógenes tomó una gallina y la desplumó hasta que su cuerpo fue cubierto únicamente por el cuero. Diógenes tomó la gallina desplumada y exclamó: “Aquí está el hombre de Platón”. La gallina desplumada, después de todo, es también un bípedo sin plumas y, por lo tanto, es también un hombre. 

La refutación que hace Diógenes muestra con absoluta claridad que para dar la definición de un concepto no es suficiente establecer y enumerar algunas características bajo las que caigan exclusivamente todos los objetos que participan del concepto. La definición consiste en mostrar la esencia del concepto, no es mostrar cuáles son los objetos que caen bajo este. 

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